Frenchy Cannoli, reconocido activista, maestro e investigador de la planta de cannabis, también conocido popularmente como el gurú del hachís, falleció el pasado 18 de julio debido a una serie de complicaciones surgidas durante una cirugía. Su mujer, Kimberly, publicó en su perfil de Instagram la trágica noticia, afirmando que se trata de “un dolor profundo y desgarrador que deja un agujero enorme que ocupaban por completo su sonrisa y energía”.
Frenchy Cannoli, uno de los máximos exponentes de la extracción de hachís
Considerado como uno de los mejores “maestros hashishin” de toda la historia cannábica, Frenchy Cannoli nos dejó a los 64 años, después de una vida dedicada a estudiar e investigar las propiedades del cannabis alrededor de todo el mundo. “Frenchy siempre decía que vivió 3 etapas en su vida. La primera, desde los 18 hasta los 30 años, en la que viajó vagando por todo el mundo, enamorándose de diferentes culturas y viviendo increíbles experiencias”, apunta Kimberly en su publicación.
“La segunda, desde los 30 hasta los 50, etapa en la que vivió el amor de la paternidad, y la última, donde consiguió convertirse en todo un maestro de su pasión desde su llegada a Estados Unidos”, añade. “Lo que todos apreciamos de Frenchy es su autenticidad y su devoción por todo lo que creía”, escribió su mujer, la cual también agradeció el apoyo recibido por su familia en estos duros momentos. Kimberly y Frenchy se conocieron en Pokhara (Nepal) en 1980 y contrajeron matrimonio en 1997, desde entonces han estado juntos, viviendo la misma pasión.
Un viaje por todo el mundo para conocer la esencia del cannabis
Frenchy Cannoli creció en la ciudad francesa de Niza, pero se marchó bien joven para comenzar una vida nómada para conocer nuevas culturas. Vivió durante más de 20 años recorriendo el mundo, atraído por el hachís importado a Europa a finales de los años 60. Viajó a Marruecos, México, Nepal, Tailandia, Japón, Pakistán e India, donde trabajó codo con codo con los afamados cultivadores del valle de Parvati. Tras dejar atrás este estilo de vida aventurero, se mudó con su familia a California, donde los avances respecto a la legalización de la marihuana medicinal le llevaron a mostrar su trabajo al mundo, convirtiéndose en uno de los máximos exponentes de la escena cannábica.
Ha trabajado durante estas dos últimas décadas en el famoso Triángulo Esmeralda de California, lugar emblemático donde se cultivan las mejores genéticas cannábicas del mundo. Allí comenzó a producir “auténtico oro puro”, que luego se distribuía en dispensarios americanos con licencia mediante un enfoque de código abierto que promueve métodos tradicionales.
Sin lugar a dudas, se trataba de un entusiasta y un perfeccionista investigador cannábico, que en su página web creó un sistema de puntuación para evaluar la calidad de la resina de diferentes variedades de marihuana. Según apuntaba, la calidad no solo se debe medir en la facilidad para fundir el material, sino que la fusión del mismo es igual de importante, puesto que en ella confluyen el contenido de cannabinoides y terpenos, con diferentes parámetros organolépticos, asemejándose a un maridaje propio del vino. Según ha contado Cannoli en alguna ocasión, las mejores variedades de marihuana para hacer hachís pertenecen a las genéticas Haze, Cookies, OG y Kush.
Un activista y defensor de la legalización del cannabis
Frenchy Cannoli era uno de los mayores activistas que abogaban por la legalización del cannabis en todo el mundo. Durante los últimos años apuntó en diferentes entrevistas que despenalizar el cultivo y consumo de marihuana puede conseguir cambiar el futuro de la humanidad y el devenir del planeta. Consideraba esta planta como un producto agrícola que posee un potencial ilimitado, que puede fomentar las energías renovables y servir como solución ante problemas medioambientales de gran magnitud como la deforestación y la contaminación.
Desde el mismo día de su muerte comenzaron a producirse numerosas muestras de cariño de amigos y familiares, así como mensajes de otras personalidades de la industria cannábica, como es el caso de Michelle, propietaria de la compañía Rad Reefer. “No hay palabras que reflejen lo mucho que significó e inspiró Frenchy a tanta gente. Todo mi amor para la familia y amigos que sienten la pérdida de este hombre tan pasional y en constante movimiento”, publicó en su cuenta de Instagram.
La industria del cannabis y sus extracciones ha perdido uno de sus principales iconos y valedores, cuyo legado ocupará un lugar privilegiado en la memoria de sus seguidores, así como sus conocimientos serán puestos en práctica por todos aquellos que lo admiraban. Desde estas líneas, nuestro más sincero apoyo a la familia y amigos de Frenchy Cannoli, un maestro del hachís único e irrepetible.
