El peyote, conocido científicamente como Lophophora williamsii, es uno de los cactus más emblemáticos y rodeado de misterio de todo el continente americano. Es una especie protegida, en peligro de conservación y su cultivo, posesión o propagación es ilegal en la mayoría de países, incluido España.
Su presencia en ceremonias tradicionales, su importancia cultural en comunidades indígenas y su extraordinario valor ecológico han despertado la curiosidad de miles de personas en todo el mundo. Por eso, cada día más usuarios buscan en internet cómo cultivar peyote.
Qué es el peyote
El peyote es un pequeño cactus de forma globular, fácilmente reconocible por su apariencia compacta y redondeada. Su forma recuerda a un botón que suele oscilar entre 5 y 12 cm de diámetro. Por lo general presenta un color verde azulado, aunque en la naturaleza pueden encontrarse ejemplares con tonalidades menos comunes, como el rojo o el blanco.
A diferencia de otros cactus, el peyote no tiene hojas y, en sus primeras etapas de desarrollo, puede mostrar pequeñas espinas que desaparecen con el tiempo. También destaca por una delicada pubescencia de aspecto lanoso que recubre parte de su superficie.
Muchas personas sienten curiosidad por esta especie y buscan información en internet sobre su desarrollo, sin saber que se trata de una planta protegida cuyo verdadero interés radica en su biología, su rareza y las características morfológicas que la hacen tan singular.
Fases de crecimiento
El peyote (Lophophora williamsii) es un cactus de crecimiento extraordinariamente lento y con un ciclo vital muy singular. Para aprender cómo cultivar peyote hay que saber que a lo largo de su vida atraviesa varias etapas que transforman por completo su apariencia; desde pequeñas estructuras casi imperceptibles hasta cactus maduros capaces de florecer.
Germinación (0-1 mes)
En esta fase del cultivo de peyote es donde las semillas de peyote deben germinar. Para ello hay que proporcionarles todas las condiciones necesarias: temperaturas cálidas, nivel alto de humedad, tierra arenosa con buen drenaje y luces blancas frías. Esta fase es una de las más delicadas y marca el inicio de su crecimiento extremadamente lento.
Plántula (1–12 meses)
A lo largo del primer año, el peyote adopta el aspecto de una pequeña bola de color verde claro. Hacia los 9–12 meses puede alcanzar unos 2 cm de diámetro, momento en el que empieza a mostrar su característico tono verde azulado y una textura ligeramente protuberante. Durante esta etapa, la planta sigue siendo muy sensible y su evolución resulta especialmente interesante desde un punto de vista botánico.
Juvenil (1–3 años)
En esta fase del cultivo del peyote, este desarrolla tubérculos más marcados y adquiere la clásica silueta de “botón” que lo hace inconfundible. Su superficie se vuelve más definida y su forma más compacta, lo que permite identificarlo con facilidad incluso por observadores no expertos.
Cactus maduro (más de 3 años)
Un peyote se considera adulto cuando comienza a florecer, algo que puede suceder entre los 3 y los 5 años tras su inicio vital. Los ejemplares maduros suelen medir entre 5 y 10 cm de diámetro, presentan tubérculos bien estructurados, tonos verde-azulados o gris verdosos y, en condiciones favorables, producen flores rosadas o blancas. Con el tiempo, pueden generar pequeños brotes conocidos como hijuelos, un rasgo habitual en plantas bien desarrolladas.

Cómo cultivar peyote: formas de reproducción
- Renuevos laterales: A medida que un peyote madura, puede generar pequeñas estructuras conocidas como hijuelos o renuevos laterales. Estos brotes aparecen en la base del cactus principal y forman parte del desarrollo natural de la planta. En la naturaleza, estos hijuelos pueden contribuir a la expansión gradual de un pequeño grupo de individuos genéticamente idénticos, creando conjuntos compactos de varios “botones”. Este tipo de reproducción vegetativa es lento y depende del buen estado de la planta madre.
- Injertos: se injerta un botón sobre una base de Echinopsis o de Trichocereus por su crecimiento rápido. Normalmente se suele usar el cactus de San Pedro. Con este tipo de injertos se acelera el proceso de crecimiento de cultivar peyotes.
- Esquejes o semillas. Las semillas presentan un crecimiento mucho más lento. Las semillas cosechadas deben sembrarse cuando haga mucho calor, en pleno verano (julio-agosto), y directamente sobre arena. Hay que tener cuidado con este tipo de reproducción porque es propensa a la aparición de hongos en las raíces si el drenaje no es bueno.
El peyote destaca por tener un ritmo de crecimiento y reproducción mucho más lento que el de la mayoría de cactus. Algunos factores que influyen en cómo cultivar un peyote pueden ser la alta especialización ecológica ya que está adaptado a climas muy concretos y suelos calcáreos. Su larga maduración, ya que puede tardar de 3 a 10 años en producir flores. La baja tasa de dispersión: sus semillas son pequeñas y dependen de microhábitats muy específicos y su sensibilidad a alteraciones ambientales: cambios en humedad, suelo o temperatura pueden afectar gravemente su desarrollo.
Trasplante del peyote
El peyote es una especie especialmente sensible a los cambios en su entorno, por lo que cualquier manipulación debe considerarse con prudencia. Se desconoce precisamente esta fragilidad y no se tiene en cuenta que para realizar el trasplante sin dañar las raíces es mejor realizar el proceso en primavera o verano.
A la hora de preparar una maceta nueva es habitual emplear recipientes que faciliten la evacuación del agua, ya que el peyote, como otros cactus, es muy vulnerable a los ambientes encharcados.
Los sustratos diseñados para especies xerófitas suelen estar compuestos por mezclas minerales que favorecen la aireación y reducen la retención excesiva de humedad. Tierras formuladas específicamente para cactus o combinaciones de arena mineral, perlita y otros elementos ligeros son las más utilizadas en ámbitos profesionales debido a su estructura porosa y estable.
El traslado de un ejemplar a una nueva maceta se debe realizar siempre con sumo cuidado: se manipula la planta desde su base, dejando que el sustrato antiguo se desprenda sin forzar las raíces y acomodando el cactus sobre un medio renovado y firme. Esto permite analizar cómo se adapta progresivamente sin alterar su estructura.

Cómo cultivar peyote de manera efectiva
Para cultivar tu peyote de manera eficaz, es importante tener en cuenta diversos aspectos clave que van a garantizar el éxito del crecimiento y cultivo de tu planta.
Comportamiento del peyote frente al agua
El peyote está fisiológicamente adaptado a climas áridos y a ciclos prolongados de sequía, lo que explica por qué puede mantener sus tejidos firmes incluso con largos periodos sin humedad. Sin embargo, la retención hídrica excesiva puede causar alteraciones visibles en su base o raíces. La clave está en observar la planta: si las arrugas comienzan a aparecer en su piel, es una señal de que necesita agua.
Otra cosa a tener en cuenta es que la planta no se debe regar directamente por encima ni tampoco se debe regar la superficie de la tierra. El agua se debe poner dentro del plato que contenga la maceta para que la planta vaya absorbiendo el agua que necesite poco a poco.
Relación del peyote con la luz
El peyote presenta una clara preferencia por ambientes luminosos, aunque los ejemplares jóvenes pueden mostrar sensibilidad ante fuentes intensas de radiación. Se recomienda que el peyote reciba una exposición gradual de soll para que se pueda aclimatar.
Durante los meses más cálidos puede mostrar sensibilidad ante las horas de radiación más intensa, manifestándose en tonos más claros o apagados. En invierno, en cambio, suele beneficiarse de periodos de luz directa más suaves, que permiten observar su comportamiento natural sin riesgo de estrés lumínico.
Elige el sustrato adecuado
El peyote crece mejor en sustratos bien drenados, como una mezcla de arena y tierra. El sustrato para cultivo de peyote tiene que estar bien drenado para evitar el encharcamiento, cosa que podría dañar las raíces del cactus y perjudicarlo gravemente.
Posibles problemas habituales
Cuando el peyote alcanza su etapa adulta, se convierte en un cactus sorprendentemente resistente. No obstante, sus primeros meses de vida son delicados y cualquier alteración del entorno puede afectar a su desarrollo. En el cultivo de peyote es habitual que, durante la etapa de plántula, aparezcan ciertos problemas asociados a factores ambientales. Comprenderlos desde un punto de vista botánico permite identificar qué está ocurriendo sin necesidad de intervenir directamente.
Entre las complicaciones más comunes que pueden observarse se encuentran:
Humedad excesiva en el sustrato
En ocasiones, el peyote muestra síntomas de deterioro en la base o en las raíces debido a la retención prolongada de humedad. Este fenómeno suele manifestarse en forma de tejidos debilitados o zonas oscurecidas. Es una de las alteraciones más frecuentes durante las primeras fases de vida de este cactus.
Deshidratación o pérdida de turgencia
A pesar de ser una especie extremadamente adaptada a la sequía, en etapas tempranas el cultivo de peyote puede mostrar un aspecto arrugado o decaído cuando el sustrato permanece demasiado tiempo seco. Estas señales no implican necesariamente un daño irreversible, pero sí indican un desequilibrio en las condiciones ambientales naturales que la planta requiere.
Sensibilidad lumínica en ejemplares jóvenes
Las plántulas pueden reaccionar de forma negativa a fuentes de luz intensa, ya sea natural o artificial. Cuando esto ocurre, la superficie del cactus adquiere tonos blanquecinos o se vuelve quebradiza, indicando que la exposición ha sido demasiado directa para un ejemplar tan joven.
Crecimiento desproporcionado o alargado (etiolación)
Una iluminación insuficiente puede provocar que el peyote adopte una forma más alta y estrecha de lo habitual. Este crecimiento atípico evidencia que la planta está adaptándose a la falta de luz, un comportamiento común en cactus que buscan una fuente luminosa más intensa.

El peyote sigue siendo una de las plantas más enigmáticas y simbólicas del mundo desértico, con una historia profundamente ligada a la espiritualidad y al conocimiento tradicional de diversos pueblos indígenas. El cultivo del peyote es lento, su morfología única y su valor cultural lo convierten en un cactus extraordinario, pero también en una especie que requiere protección y respeto.





