El desarrollo de las genéticas de cannabis en los últimos 20 años ha creado una división principal entre las semillas de marihuana: fotoperiodicas (denominadas, por norma general y de forma errónea, feminizadas) y autoflorecientes. Estas últimas han cambiado mucho desde sus comienzos, mejorando de manera sustancial su calidad. Por lo tanto, conocer las ventajas y desventajas de las semillas autoflorecientes nos ayudarán a decidir cuándo son más útiles.
Sin embargo, las diferencias entre las semillas autoflorecientes y fotodependientes siguen siendo palpables, aunque dependiendo de las necesidades del cultivador se puede decantar por un tipo u otro.
Ventajas de las semillas autoflorecientes
No requieren cambio de fotoperiodo
Las plantas autoflorecientes, como su propio nombre indica, comienzan la floración tres o cuatro semanas después de su germinación (cuando alcanzan la madurez). Por lo tanto, no necesitan de una cantidad de luz concreta durante su crecimiento, facilitando el cultivo de manera sustancial.
Por otra parte, se evita uno de los problemas del cultivo exterior: la posibilidad de que la contaminación lumínica (farolas, focos, coches…) confunda a las plantas durante las horas de oscuridad, generando estrés y pudiendo provocar hermafroditismo en el cultivo.
Mayor velocidad de cultivo
Otra de las ventajas de plantar semillas autoflorecientes es la velocidad del cultivo. Mientras que, en exterior, las plantas feminizadas comienzan su ciclo vital en marzo y se cosechan entre los meses de septiembre y octubre, las variedades autoflorecientes lo completan entre 2 y 3 meses, dependiendo de la genética plantada.
Por ello, en el tiempo en el que se realiza un cultivo de feminizadas, se pueden hacer tres de autoflorecientes. Además, facilita la plantación de marihuana en lugares donde no hay mucho sol, ni siquiera en verano, como en Gran Bretaña o Noruega.
En interior también se está convirtiendo en una variedad muy demandada por los cultivadores por el mismo motivo, ya que produce más cosechas al año que las genéticas fotoperiódicas.
Discreción
Una de las características a tener en cuenta de las plantas de marihuana autoflorecientes es su discreción. Al contar con un ciclo vital de 60 a 90 días, su tamaño no es demasiado grande, por lo que no serán un reclamo para vecinos o personas ajenas.
Por último, también es una gran opción para los cultivadores novatos, ya que no hay que preocuparse por la falta o el exceso de luz, y para los cultivos de guerrilla. Además, el plazo reducido de cultivo hace menos posible la aparición de plagas y otros problemas. Finalmente, la necesidad de nutrientes por parte de las autoflorecientes también es menor.
Desventajas de las semillas autoflorecientes
Calidad de la cosecha
A pesar de los esfuerzos de los breeders en los últimos años para aumentar la calidad de las flores autoflorecientes, lo cierto es que todavía no han alcanzado los niveles de las feminizadas. Esto se debe a que, con un tiempo de crecimiento y floración mayor, los cogollos generan más resina y tricomas, lo que mejora la calidad final del producto.
Producción de flores
Por mucho que las plantas autoflorecientes puedan realizar varios cultivos anuales, la producción final es menor que en una cosecha fotodependiente. Al estar definido el ciclo de vida de este tipo de plantas, su crecimiento es menor y, por ende, la cantidad de flores se reduce.
Un cultivo exterior de marihuana fotodependiente, por norma general y en las mejores condiciones, puede generar 1000 gramos por planta, mientras que en uno autofloreciente se puede conseguir entre 100 y 200 gramos. La diferencia es amplia y la decisión entre una u otra dependerá del tamaño del espacio de cultivo y las necesidades de cada uno.
En conclusión, hay ventajas y desventajas en las semillas autoflorecientes, es cuestión del contexto y la situación de cada cultivador el decantarse por una u por otra.
