Hay variedades que nacen por casualidad y terminan convirtiéndose en leyendas. La variedad Cheese es una de ellas. Su nombre, tan simple como su aroma, encierra una historia que mezcla genética, cultura underground y pasión por el cultivo. Desde su aparición en el Reino Unido a finales de los años 80, esta planta ha dejado una huella profunda en el mundo del cannabis, y en The Green Brand queremos contarte cómo un simple clon se convirtió en un icono global.
Los orígenes de marihuana Cheese
La historia de la marihuana Cheese empieza mucho antes de que alguien la llamara así. Su punto de partida fue Skunk #1, una genética creada en California por Sam “the Skunkman” a finales de los 70. Skunk #1 combinaba lo mejor de las variedades afganas, mexicanas y colombianas, y pronto conquistó a los cultivadores por su potencia, su productividad y su olor intenso.
En los años 80, las semillas de Skunk llegaron a Europa, y un grupo de cultivadores británicos encontró entre ellas un fenotipo distinto, con un aroma aún más fuerte, denso y penetrante. Aquel olor, que recordaba al queso curado y al establo húmedo, era tan inusual que empezaron a llamarla simplemente “Cheese”.

Pero la verdadera revolución vino cuando ese ejemplar empezó a circular sólo como clon, pasado de mano en mano entre cultivadores británicos. No era una variedad de catálogo ni un híbrido comercial: era una joya underground, preservada por amor a su carácter. Y así nació la mítica Exodus Cheese, bautizada en honor al colectivo que la mantuvo viva.
Exodus Collective y la escena británica
Para entender el fenómeno Cheese hay que hablar de Exodus Collective, un grupo activista y contracultural formado en Luton a principios de los 90. Eran ravers, cultivadores y defensores de la libertad individual, y organizaron fiestas clandestinas en fábricas abandonadas y granjas ocupadas. En esos espacios donde convivían música electrónica, arte y cultivo doméstico, la marihuana Cheese se convirtió en símbolo de identidad.
Su olor inconfundible marcaba el ambiente de las fiestas, y su efecto equilibrado, relajante y sociable encajaba con la filosofía del colectivo. Exodus ayudó a conservar la genética original durante años, cuando cultivar cannabis en Reino Unido seguía siendo un acto de resistencia.
Aquella conexión entre música rave, cultura underground y cultivo artesanal dio a la marihuana Cheese un aura de rebeldía y autenticidad que todavía hoy forma parte de su encanto. No era solo una planta: era una forma de vida.
De los sótanos británicos al resto del mundo
Durante la década de los 90, la Cheese marihuana se convirtió en una celebridad silenciosa dentro del Reino Unido. Su aroma era tan potente que muchos cultivadores la adoraban y otros la evitaban, porque delataba cualquier cultivo a metros de distancia. Pero esa intensidad era parte de su magia.
A principios de los 2000, la genética cruzó fronteras. El británico Milo Yung, fundador de Big Buddha Seeds, consiguió un clon original y decidió estabilizarlo mediante un cruce con una Afghani, logrando así una versión más resistente y apta para semillas. Cuando Big Buddha Cheese salió al mercado en 2005, el éxito fue inmediato.
En poco tiempo, la Cheese marihuana empezó a aparecer en catálogos de bancos europeos y en los menús de los mejores coffeeshops de Ámsterdam. Su fama llegó a España, donde su aroma potente y sabor terroso-dulce conquistaron a los cultivadores locales. Era una genética clásica, sencilla de cuidar, productiva y con un perfil aromático imposible de confundir.
Desde entonces, se ha convertido en la madre de decenas de híbridos con “Cheese” en el nombre: Blue Cheese, Critical Cheese, Royal Cheese, Sweet Cheese… cada uno con su propio matiz, pero todos con ese fondo cremoso y punzante que la define.

Rasgos característicos de la Cheese marihuana
La Cheese marihuana no necesita presentación, pero sí merece ser descrita con justicia. Su aroma es su carta de identidad: una mezcla intensa de queso curado, tierra húmeda y notas ligeramente ácidas, casi picantes. Es una fragancia que llena la habitación y despierta recuerdos.
El sabor mantiene esa misma línea, con un fondo terroso-dulce que perdura en boca. Los fumadores veteranos la reconocen al instante.
En cuanto a los efectos, ofrece un equilibrio clásico entre cuerpo y mente: relajante, pero no sedante; alegre, pero no ansiosa. Es perfecta para socializar o desconectar sin quedar fuera de juego.
En cultivo, mantiene la estructura de su antecesora Skunk #1: plantas compactas, de floración rápida (8-9 semanas) y buena producción, con cogollos densos y cubiertos de resina. Lo único que hay que tener en cuenta es su aroma invasivo: si se cultiva en interior, los filtros de carbón se vuelven imprescindibles.
El legado de una genética irrepetible
Más de tres décadas después de su nacimiento, la marihuana Cheese sigue siendo una de las variedades más queridas por los cultivadores europeos. No por su potencia desmesurada, ya que en la actualidad hay híbridos mucho más fuertes, sino por su personalidad única. Representa aquella época en la que el cannabis se cultivaba por pasión, por comunidad y por cultura.
Su influencia se extiende por todo el mundo, ya que ha servido de base para la creación de innumerables variedades modernas. A día de hoy, muchos bancos de semillas siguen rindiendo homenaje a su esencia con versiones autoflorecientes y feminizadas que mantienen vivo su inconfundible ADN británico.
Para los veteranos, la marihuana Cheese es pura nostalgia: ese aroma inconfundible que lleva de vuelta a los primeros cultivos indoor de los 90, los cogollos compactos que llenaban las manos y el ambiente relajado de una buena sesión entre amigos. Para los nuevos cultivadores, es una oportunidad de descubrir una genética con historia, estable y cargada de carácter.
Cheese hoy: entre la tradición y la innovación
En la actualidad, la marihuana Cheese se mantiene como una variedad “vintage” dentro del panorama cannábico. No compite por tener el mayor porcentaje de THC, sino por conservar ese perfil aromático que marcó una generación. Su herencia está presente en híbridos modernos que combinan su sabor con genéticas más frutales o exóticas, como:
- Blue Cheese (Cheese × Blueberry): mezcla dulce-cremosa con notas afrutadas.
- Critical Cheese (Critical Mass × Cheese): más productiva y con un toque cítrico.
- Sweet Cheese (Cheese × Black Jack): más floral y equilibrada.
Estos híbridos demuestran que la esencia de la marihuana Cheese sigue viva y evolucionando, adaptándose a los gustos actuales sin perder su alma original.

En The Green Brand creemos que cada genética cuenta una historia, y la marihuana Cheese es una de las más auténticas. Por eso seguimos apostando por variedades que la homenajean, desde feminizadas con aroma intenso hasta versiones automáticas pensadas para cultivadores que buscan resultados rápidos.
Cheese es mucho más que una variedad: es el punto de unión entre tradición, cultura y genética. Un recordatorio de que, a veces, el mayor tesoro surge de una simple semilla olvidada… o de un clon que olía demasiado fuerte como para pasar desapercibido.


